Al hablar de las exportaciones chilenas, lo que con rapidez se viene a la mente es cobre. Históricamente, el denominado “metal rojo” ha sido nuestra principal carta de presentación en el exterior y en 2015 también lideró el ranking, pero con una salvedad: por primera vez en siete años, representó menos de la mitad de los envíos del país.
El año pasado, las ventas del commodity terminaron en US$ 31.125 millones, lo que explica un 49,12% del total del ejercicio (US$ 63.362 millones), el porcentaje más bajo desde 2005. Desde entonces, solo en 2008 -en plena crisis económica y financiera mundial-, el peso del cobre en el global fue inferior al 50%.
En contraposición, los productos silvoagropecuarios ganaron terreno en la canasta exportadora, destacando la uva y los arándanos. En tanto, los envíos industriales se recuperaron levemente al representar un 38,7% del global, frente al 38,19% de 2014, principalmente gracias al impulso de los alimentos, que alcanzaron 12,7% del total.
Los productos forestales y la celulosa también destacaron en el sector.
¿CAMBIO ESTRUCTURAL?
La porción que representan actualmente los envíos de cobre se aleja bastante del peak de 58,2% alcanzado en pleno “ciclo de los commodities” en 2010, cuando la libra de cobre se cotizaba a un precio promedio de US$ 3,4.
Dicho valor se distancia considerablemente del actual (que bordea los US$ 2 la libra) y es la principal razón que atribuyen los expertos al menor peso del cobre dentro de la canasta exportadora, además de la baja en la producción que experimentó en el último año la industria cuprífera.
Así lo cree el economista de BBVA Research, Aníbal Alarcón, a lo que suma que el actual nivel del tipo de cambio, en torno a los $ 700 beneficia las exportaciones de otros sectores, como el agrícola.
Dos elementos de contingencia, que -según Alarcón- podrían cambiar, llevando al metal a recuperar el terreno. “El precio del cobre tiene menos espacio para seguir bajando y, a su vez, creemos que pueden haber depreciaciones adicionales para el tipo de cambio que pueden potenciar otros sectores distintos al minero, pero serían transitorias y hacia fines de año debería apreciarse levemente”, postula.
La minería tendría, además, un importante punto a favor: continuará concentrando la inversión en el país. De hecho BBVA cree que ésta crecerá 7% este año frente a un aumento de apenas 1,7% para la inversión total.
“Creo que es muy temprano aún para hablar de una nueva composición en la cadena productiva de Chile”, asegura el economista de BCI Estudios, Felipe Ruiz. A juicio del experto, el avance de las exportaciones agrícolas responde más bien al alza del tipo de cambio más que a un cambio estructural o a un fomento que genere un impulso de largo aliento en la industria.
De acuerdo al economista, para una real diversificación de la canasta se necesitan políticas “coherentes” con fomentar a las industrias distintas a la minería del cobre, “algo que por el momento no hemos visto, pero podría ocurrir en el mediano plazo”.
Adicional a esto, Ruiz plantea que es necesario impulsar la inversión no minera, ya que ha estado “históricamente deprimida”. “Hacer cambios en esa estructura ciertamente es necesario, pero va a ser costoso y va a tomar mucho tiempo. Tiene que haber una agenda estructural mucho más enfocada en que eso se realice, con incentivos tributarios, por ejemplo. Los intentos hechos hasta ahora han sido muy tibios”, sentencia.
PROCHILE: SOMOS POTENCIA EXPORTADORA DE ALIMENTOS
– Por primera vez en siete años las exportaciones no cobre representan más del 50% de los envíos totales.¿Cómo evalúa este resultado?
– Estamos trabajando en el sentido correcto. Hace años el cobre era más del 80% de nuestras exportaciones, el gran hito ha sido la revolución exportadora agroindustrial, empresarios que se atrevieron y sedujeron a otros. Hoy somos, sin duda alguna, una potencia exportadora de alimentos a nivel mundial. Y, al mismo tiempo, emergen nuevos empresarios en sector servicios y se consolidan los empresarios manufactureros que se renovaron en medio de la competencia mundial.
– ¿Pero cuánto de este resultado responde a la contingencia por baja del precio del metal y cuánto a las medidas impulsadas por el gobierno para diversificar la canasta?
– La campaña Imagen País, la campaña Food from Chile y la Agenda de la Productividad, Innovación y Crecimiento han sido claves en este último período. Entre todos, estamos moviendo la aguja en el sentido de tener más empresas exportando. Queremos más empresas exportando y en eso estamos trabajando. El 2015 logramos agregar más de 250 nuevas pymes exportadoras y nuestro país necesita tener más de diez mil. Hoy hay menos de cuatro mil que lo hacen.
– Los envíos silvoagropecuarias aún no superan el 10% del total. ¿Hay planes para impulsar ese sector?
– Los envíos de ese sector son más del 10% de las exportaciones no cobre. Sin embargo, nos faltan más exportadores. Para sumar más, tenemos un programa llamado Agricultura Familiar Campesina, que pretende apoyar las exportaciones en mercados nuevos, de comercio justo, de productos orgánicos, nuevos mercados para nuevos exportadores.
– ¿Cuál es su visión para el sector exportador este año considerando que el escenario global se ve más complicado que hace seis meses y ya enero entregó malas cifras? ¿Dónde ve las mayores oportunidades para Chile?
– El mercado sigue revuelto, con mucha movilidad en el valor de las monedas y volatilidad en los crecimientos económico. Lo que estamos haciendo es apostar a los mercados que crecen, Estados Unidos es uno de ellos. España y Europa están de vuelta, China sigue aumentando su consumo interno y no nos olvidemos de India, que fue la economía que más creció en 2015 y con la cual esperamos firmar la ampliación del acuerdo comercial este año. Y allí estaremos, con nuestra batería de productos.
– En la década pasada, ProChile realizaba un levantamiento sobre las barreras comerciales en épocas desfavorables en términos macroeconómicos. ¿Se ha pensado hacer algo similar, dada la contingencia?
– Sí, estamos trabajando en ello, pero lo principal de nuestro trabajo es sumar y entusiasmar a más empresarios con ser globales. La agenda de Producividad, Innovación y Crecimiento nos da responsabilidades nuevas a ProChile, Corfo, Sercotec y BancoEstado para modernizar nuestras pymes e insertarlas en el mundo.