Vacas flacas y Constitución-Sergio Urzúa

Vacas flacas y Constitución-Sergio Urzúa

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La Convención Constituyente (CC) comenzó a trabajar el 4 de julio de 2021 y terminó su mandato un año después. ¿Cómo anduvo la economía mientras operó? En junio de 2021, el Imacec crecía un histórico 21,1%. Por esos meses la economía agarraba inmenso vuelo. Retiros, expansión del gasto y laxitud monetaria alentaban. El 2021 cerraría con una espectacular expansión de 11,7% del PIB. Consistente con esto, el número de ocupados aumentó 7,3% en el año, mientras los desocupados cayeron 26,2%. La variación del IPC promedio fue 4,5%.

El viento de cola sostuvo el crecimiento en parte de 2022, pero se agotó. Luego de un buen primer semestre, el Imacec desestacionalizado de julio cayó 1,1% mensual. Y todo apunta a que tal tendencia continuará. Véalo así: frente al crecimiento de la primera mitad del año (7,4% en Q1 y 5,4% en Q2), si el PIB crece 2% a diciembre (como se proyecta), los números rojos tendrán que dominar lo que resta de 2022. Por su parte, la nefasta inflación, como suele suceder, ha sido menos paciente: 13,1% a julio, con una proyección a diciembre cercana al 10%. La resiliencia del mercado laboral es un tema por dilucidar. ¿Y 2023? Nublado tirando a temporal. La proyección del crecimiento se ubica en el rango -1% a 0%, mientras la inflación promedio estaría en 5%.

En perspectiva, la CC de 2021-22 trabajó bajo un escenario económico tan positivo como artificial. Ese espejismo puede haber moldeado tanto su labor como desenlace. Un dato para pensar: en las comunas no acomodadas, más afectadas por el menor crecimiento, el margen a favor del Rechazo fue mayor. Ahora veremos si el resultado del domingo da algo de respiro a una economía extenuada por la incertidumbre.

Sin embargo, independientemente de lo anterior, es claro que cualquier nuevo esfuerzo constitucional se desarrollará durante un período de bajo crecimiento y alta inflación. ¿Ayudará un escenario de vacas flacas a configurar un proyecto constitucional aterrizado y prudente? ¿Favorecerá un ajuste en el cinturón nacional acuerdos amplios que configuren la institucionalidad necesaria para hacerse cargo pragmáticamente de las demandas de la sociedad? No sería la primera vez que Chile encuentra soluciones a partir de situaciones adversas. Y es que, como las personas, las grandes naciones aprovechan las pruebas de humildad para fortalecer su carácter y progresar. En el corto plazo, vientos de sensatez podrían calmar los mercados y reducir el impacto de una eventual recesión. En el largo plazo, una Constitución así fraguada sería una señal inequívoca de que Chile va camino a conseguir grandes cosas. (El Mercurio)

Sergio Urzúa
U. de Maryland y Clapes-UC