Valparaíso de mal en peor

Valparaíso de mal en peor

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Valparaíso daría rabia si no diera pena. La otrora “perla del Pacífico” se ha convertido en una urbe desagradable, peligrosa, hedionda a orines, llena de grafitis, basura y perros vagos; una ciudad que tiene buen lejos, pero que decepciona e incluso asusta cuando se la mira de cerca.

Ahora, más encima, es un lugar donde los delincuentes con prontuario se atreven a asesinar a plena luz del día a un visitante desafortunado que salió con su familia a recorrer el pintoresco cerro Alegre y encontró la muerte en la forma de una puñalada artera.

Viéndolo como está hoy, cuesta creer que Valparaíso fuera en un pasado irrecuperablemente lejano la ciudad más vibrante de Chile, el centro comercial y financiero del país, con una industria respetable. Eso está muy atrás y es materia de libros de historia. Ahora, en cambio, la prensa informa que ya no recibe cruceros turísticos; que los delitos violentos van al alza, los proyectos de inversión son cancelados, el desempleo crece y el paisaje urbano se deteriora. Son varios los gobiernos extranjeros que han emitido alertas para que los turistas vayan con cuidado si deciden visitarlo. Hay sectores en los cerros y en el plan, como por ejemplo el que rodea la plaza Aníbal Pinto, donde campean el comercio ilegal, el tráfico de drogas, los ruidos molestos, el consumo de alcohol en la calle, el vandalismo, el carrete y el abandono de parte de la policía y las autoridades municipales, provinciales y regionales.

Valparaíso se ha convertido así en un caso extremo de pérdida del espacio público como un lugar de encuentro y su privatización a manos de unos cuantos atrevidos que hacen imperar la ley del más fuerte y a los que nadie hace frente. El asesinato del ciudadano canadiense Peter Winterburn el viernes pasado puede ser entendido como un paso más en esta escalada que no parece tener fin, que tampoco encuentra una respuesta decidida de parte de las autoridades.

Resulta esperanzador, sin embargo, que los sospechosos del crimen de Winterburn hayan sido detenidos rápidamente y que en ello haya jugado un rol fundamental la colaboración de los vecinos y locatarios del sector donde ocurrió el asesinato, quienes aportaron con testimonios y descripciones para facilitar la captura.

La crítica indolencia e incapacidad de las autoridades porteñas -de diversos colores políticos y épocas- para enfrentar la evidente decadencia de Valparaíso solo podrá ser revertida si la comunidad muestra su indignación y hartazgo con situaciones que se hacen intolerables y pide a gritos la intervención firme de quienes están encargados de velar por el bien común, para forzarlos a pasar de las palabras a la acción y recuperar una ciudad que pierde atractivo entregada, como está, al feísmo, el mal gusto y la violencia.

Juan Ignacio Brito/La Tercera

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