Venezuela marcha hacia la libertad

Venezuela marcha hacia la libertad

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Un poderoso movimiento de regeneración democrática de Venezuela avanza a tranco firme hacia el domingo 28 de julio, día de la elección presidencial. Después de 25 años de autoritarismo chavista y pese a los múltiples obstáculos puestos por el régimen de Maduro, existen reales posibilidades de que el candidato opositor, Eugenio González Urrutia, obtenga un triunfo resonante. Un resumen de nueve encuestas, difundido el fin de semana pasado, registró un promedio de 57% a favor de González Urrutia y 24% a favor de Maduro.

La pregunta inevitable es, por cierto, si el régimen reconocerá su derrota o consumará un nuevo fraude. No puede descartarse ninguna maniobra, pero si intenta falsear los resultados, pagará un altísimo costo. Es muy vigoroso el deseo de cambio de los venezolanos, y los dirigentes opositores han llamado a votar temprano y a defender el voto. La mayoría social movilizada será el factor determinante en las encrucijadas que puedan surgir.

En la tarea de potenciar la energía democrática ha jugado un papel sobresaliente María Corina Machado, quien debió ser la candidata de las fuerzas democráticas luego de ganar una elección primaria, pero fue inhabilitada tramposamente por el régimen para que no pudiera competir. Tampoco pudo hacerlo otra candidata, a la que también el régimen bloqueó el paso. Sin embargo, los dirigentes de la Mesa de Unidad Democrática, con gran habilidad, tenían asegurada la inscripción de González Urrutia, un exdiplomático de 74 años, a quien el régimen no pudo inhabilitar.

María Corina Machado se puso al frente de la campaña del candidato de unidad. Lo que ha visto todo el mundo ha sido una auténtica eclosión popular en todos los pueblos recorridos. Ella se ha convertido, con enorme autoridad, en el rostro de la esperanza. Y les ha dicho a las Fuerzas Armadas que no obstaculicen el cambio.

Son muchas las señales de que algo muy profundo ya cambió en Venezuela. Ha retrocedido el miedo, que suele ser el comienzo del fin de las dictaduras. Es mayoritario el deseo de poner fin a una experiencia desastrosa, que hizo retroceder en todos los planos a un país que hace 30 años estaba a la cabeza de América Latina.

El llamado “Socialismo del siglo XXI” arruinó a Venezuela y provocó el éxodo de ocho millones de personas. La manipulación de la figura de Simón Bolívar sirvió para cubrir con ropaje patriótico un proyecto cuyo verdadero inspirador fue Fidel Castro, quien aprovechó la incondicionalidad de Hugo Chávez para conseguir, luego del hundimiento de la URSS, un subsidio de miles de millones de dólares para sostener al régimen cubano. Por si fuera poco, Chávez abrió las puertas de su país a una especie de neocolonialismo castrista. Unos cuatro mil agentes cubanos están enquistados en el aparato estatal venezolano.

Vestido de militar sin serlo, rodeado de militares para infundir temor, Maduro apenas disimula hoy su propio temor. Él es solo la tosca cara de una camarilla profundamente corrupta, cuyo poder, según numerosos analistas, se encuentra en estado terminal. Desesperado porque siente que se acerca el fin, Maduro ha amenazado incluso con una guerra civil y un baño de sangre en el caso de no ser reelegido. ¿Está pensando en ordenar a los militares que repriman a sangre y fuego a los venezolanos en las calles? ¿Y los militares obedecerán sus órdenes?

Tanto González Urrutia como María Corina Machado han expresado su voluntad de favorecer una transición pacífica y ordenada a la democracia. Lo mismo han hecho Leopoldo López y otros dirigentes que se encuentran exiliados. El factor definitorio será, por supuesto, que el proceso electoral se desarrolle con normalidad, de modo que se exprese contundentemente la decisión de cambio. Si eso ocurre, se crearán condiciones para neutralizar cualquier intento de Maduro de mantenerse en el poder.

¿Todo depende de las Fuerzas Armadas? No todo, y no aisladamente. Será importante que en su seno prevalezca una actitud de respeto a la voluntad popular, pero lo esencial será que González Urrutia obtenga un triunfo categórico, lo que influirá necesariamente en la posición de los jefes militares y los oficiales de rango medio, que saben que tienen que mirar más allá de los intereses de la cúpula gobernante. Están obligados a pensar en cómo evitar mayores desgarramientos y facilitar la inserción de las Fuerzas Armadas en una nueva democracia. Saben, naturalmente, que el mundo está observando.

Por muchas razones, el cambio democrático en Venezuela puede constituir un momento luminoso para América Latina. Y puede alentar, lógicamente, el esperado cambio en Cuba y Nicaragua. (El Mercurio)

Sergio Muñoz Riveros