Tata Motors se ha visto en la obligación de cambiar el nombre de su nuevo modelo hatchback, «Zica», sólo unos días antes de su lanzamiento oficial. Según consigna el medio CNN Money, el fabricante de automóviles indio dijo que renombrará el modelo ya que no quería que las personas asociaran el vehículo con el virus Zika, que el lunes en América fue declarado como emergencia sanitaria mundial por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El hatchback iba a debutar esta semana en la expo de Nueva Delhi con el nombre original -derivado de «Zippy Car»-, pero decidieron que se elegirá uno nuevo en un par de semanas. Tata, dueño de Jaguar Land Rover, ya ha publicado y promocionado el nombre, junto con la elegancia del modelo y «la experiencia de una conducción llena de vida». Otros casos El caso de Tata no es el único en el mundo. Algunas automotrices han elegido nombres que al traducirlos a otras lenguas o culturas no suenan bien. Un ejemplo claro es el Chevrolet Nova, porque es español hacía referencia a «no va». Sin embargo, e independiente del nombre, este modelo tiene una gran demanda a Latinoamérica.
Las atrocidades cometidas por el Estado Islámico (conocido como ISIS, por sus siglas en inglés) también ha sido un dolor de cabeza para algunas empresas. La compañía de biotecnología oriunda de California, Isis Pharmaceuticals cambió su nombre a Ionis Pharmaceuticals después de admitir que le traía «connotaciones negativas». Otra marca que ha tenido problemas con su nombre es Nokia y su modelo de teléfonos Lumia, que según la Real Academia Española (RAE), significa, literalmente, prostituta. Nordic Mist en Alemania también ha dado que hablar ya que en su idioma significa «basura nórdica».