En la elección presidencial de 2013, Michelle Bachelet pasó a segunda vuelta con Evelyn Matthei tras obtener 1.086.263 votos. Sin embargo, la lista de senadores de la Nueva Mayoría, su conglomerado, obtuvo casi 500 mil sufragios más, y la de diputados casi triplicó la obtenida por la actual Presidenta: 2.871.905.
Se trata de un fenómeno conocido popularmente como «voto cruzado» y que consiste en que el elector no entrega su apoyo de manera transversal a una lista o partido, sino que vota por candidatos de distinta orientación política.
«Para las coaliciones, el voto cruzado es una señal de falta de fidelidad de los electores con el programa de una coalición, que espera que la gente vote mediante un patrón de conducta electoral», explica a Emol el director del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales. «Es un voto peligroso para las coaliciones, porque es uno que pueden perder en cualquier minuto», agrega.
Además, cuenta que el fenómeno se ha observado por los menos desde las elecciones del ’89 y del ’93, donde «el candidato de derecha sacaba menos votos que su lista parlamentaria».
«En estas elecciones, yo creo que la lista de Chile Vamos también va a obtener una votación inferior a su candidato presidencial, porque va a haber un voto cruzado de gente de centro que preferirá a Piñera, pero también a legisladores de centroizquierda», asegura.
CRECE FRAGMENTACIÓN
Para la analista política y académica de la Universidad de Valparaíso, Javiera Arce, el escenario se vuelve más probable debido a la multiplicidad de candidaturas: dos opciones de centroderecha y seis de centroizquierda.
«Tienes cuatro candidaturas más relevantes en la izquierda: Goic, Sánchez, Guillier y Enríquez-Ominami, pero ninguna es muy fuerte en términos competitivos. No sería nada de extraño que un gran número de votantes prefiriera parlamentarios socialistas, pero votara por Beatriz Sánchez, o que vote PPD y apoye a ME-O», explica en conversación con este medio.
«Es algo que se puede dar y que usualmente se da en contextos o escenarios más bien despolitizados, o donde existe mucha tensión electoral, como es el caso nuestro», agrega.
LAS RAZONES
Pero ¿qué es lo que lleva a un votante a preferir opciones de distinto color político? Según Morales, en general se pueden identificar tres razones.
La primera es, a su juicio, inevitable y se refiere a los candidatos presidenciales que no presentaron lista parlamentaria, lo que obliga a sus electores a votar por opciones de otras listas. Es, por ejemplo, el caso de José Antonio Kast, cuyos votantes, de acuerdo al analista, preferirán las opciones parlamentarias y de cores de Chile Vamos.
En segundo lugar, habla de un grupo de personas más «racional y sofisticado», que traspasan voluntariamente las fronteras ideológicas en su votación para privilegiar un Congreso fiscalizador. «El fin es que exista un balance de poder entre el Ejecutivo y el Legislativo, y que el Presidente no tenga la mayoría en el Congreso», explica.
A su juicio, esto podría darse «con algunos votantes de Piñera que ven en el candidato la oportunidad de lograr crecimiento y empleo, pero que votan de manera sincera por una lista parlamentaria de centroizquierda más afín a sus convicciones».
En tercer lugar, el cientista político identifica a un grupo «menos denso ideológicamente», pero quizás más frecuente que es aquel voto «personalista». «Son personas que no valoran o no les interesa mucho la militancia, sino los atributos individuales que tengan los candidatos«, cuenta.
Aquí ganan importancia las cartas carismáticos y aquellas que están «mejor instaladas» en ciertos territorios.
ESCENARIO ELECTORAL
Para Arce, también será posible observar algunos casos muy claros de voto cruzado, como el que se puede dar con el candidato a diputado del PS por el distrito 12, Osvaldo Andrade.
Enríquez-Ominami asistió a una cena en apoyo a la candidatura del ex timonel del PS, a fines de octubre. «Lo que está haciendo ME-O es reforzar a Andrade que quizás no le traspase votos directamente, pero sí se presta para entender que existe una suerte de acuerdo mediano», comenta.
También identifica un frente de voto cruzado para la Democracia Cristiana con la situación que se vivió en Atacama, donde la presidenta regional del PS, Ema Albanez, fue suspendida de su militancia, tras el respaldo entregado a la candidatura senatorial de Yasna Provoste (DC) en desmedro de Lautaro Carmona (PC).
Sin embargo, donde no espera que exista este fenómeno es dentro del Frente Amplio. «Lo encuentro más complicado, porque están apuntando a tener un electorado un poquito más duro», asegura.
Para Arce, la existencia de este tipo de votación no es beneficiosa para la política. «Mientras más cruce de votos existan, es peor, porque significa que tenemos un sistema de partidos que no está diferenciándose ideológica ni políticamente», asegura.
«Hay quienes dicen que esta es una de las elecciones más polarizadas, pero yo diría que ideológicamente no es tanta la polarización, porque estamos asistiendo a un fenómeno de fragmentación donde no hay claridad de un proyecto político. Existe temor por poner con fuerza las ideas. Es moverse en una tangente muy compleja», finaliza. (Emol)