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WSJ: «Intento de Bachelet y el PC de llevar Chile más a la izquierda fracasó»

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Los socialistas chilenos reciben una paliza”. Así se titula la columna que publicó The Wall Street Journal, que hace un descarnado análisis de por qué la Nueva Mayoría perdió en las pasadas elecciones municipales.

La bajada de esta nota establece que el “el coletazo político en latinoamérica que ha sufrido la izquierda golpeó la coalición de Bachelet”. Luego, comienza estableciendo que “en menos de un año, Brasil, Argentina y Perú han visto asumir nuevos presidentes de centro-derecha, reemplazando líderes que antes habían sido aliados del caudillo venezolano Hugo Chávez. La semana pasada este coletazo sudamericano en contra del chavismo continuó su pasada continental cuando Chile sostuvo sus elecciones municipales en todo el país”.

A renglón seguido, la columna afirma que “en una reprimenda a la socialista Presidenta Michelle Bachelet, una mayoría de los votantes chilenos rechazaron apoyar a los candidatos de la coalición gobernante de izquierda Nueva Mayoría (NM). Un 65% del electorado se abstuvo mientras que una pluralidad de los votantes se inclinaron por los candidatos de la centro-derecha de la coalición Chile Vamos”.

“El sistema de gobierno unitario de Chile centraliza el poder. Pero desde el retorno de la democracia en 1990, la elección municipal -que está un año antes de la próxima elección presidencial- a menudo ha sido una herramienta útil para medir la actitud del país hacia el gobierno nacional incumbente”, indica el escrito, para después agregar que “la conclusión de la reciente elección es que los esfuerzos de la señora (Ms.) Bachelet, junto con el Partido Comunista, de llevar al país hacia la izquierda más dura, han fallado”.

“Pese a que el margen de victoria para Chile Vamos no fue amplio, fue significante porque la izquierda, habiendo abandonado la moderación en pos de posiciones extremas, perdió su longevo dominio de las elecciones municipales. En el 212, los candidatos a alcalde de la NM ganaron 161 elecciones en tanto que Chile Vamos ganó sólo 121. En esta ocasión, los candidatos a alcalde de Chile Vamos ganaron tanto en cantidad de votos a nivel nacional (38,4% versus 37% por NM) y una mayoría de las elecciones de alcalde (144 versus 141 de la Nueva Mayoría). Un inusualmente alto 16% del voto popular fue a candidatos que no pertenecían a ninguna de las dos coaliciones más grandes”, especifica la columna.

El análisis continua planteando que “cuarenta y siete por ciento del país ahora estará gobernado a nivel local por alcaldes de Chile Vamos versus un 42% que lo hará bajo alcaldes de la NM. La NM mantuvo control de una mayoría de concejos municipales pero su margen de victoria en el voto popular fue cerca de la mitad de o que fue en el 2012”.

Además, se precisa que “la coalición de centro-derecha también ganó elecciones de alcalde que eran consideradas políticamente influyentes en áreas urbanas, sea por tradición política como por composición demográfica. Estas incluyen capitals distritales como Santiago Centro, Maopú, Providencia, Ñuñoa, La Florida, Puente Alto y La Reina. Alcaldes de centro-derecha en muchas capitales regionales fueron reelectos, pero es significante que la localidad sureña de Punta Arenas haya optado por el candidato de Chile Vamos”.

“Para explicar por qué la nación está repensando el curso radical encausado por la otrora pediatra de 65 años, no hay que mirar más allá a que récord de reformas. La señora Bachelet asumió en marzo de 2014 después de cuatro años de un aumento anual promedio del producto interno bruto de 5,3%. Ella inmediatamente le solicitó al congreso incrementar los impuestos corporativos. Los economistas, incluyendo quienes habían trabajado en otros gobiernos chilenos de centro-izquierda, advirtieron que el plan podría dañar la inversión y el crecimiento. La NM avanzó con ello pese a todo”, especifica el escrito, que luego menciona que “el senador Jaime Quintana, un vocero de la coalición NM en el Senado, explicó su enfoque. La NM, él dijo, estaba determinada a “destruir los anticuados cimientos del modelo neo-liberal de la dictadura”, refiriéndose a la economía de libre-mercado diseñado en los años en los que el General Augusto Pinochet gobernó el país”.

“El PIB crecía, en promedio, unos meros 2,1% al año en 2014 y 2015. El gobierno le echaba la culpa del frenazo a los débiles precios del cobre. Pero ignoraba el alto costo de la hostilidad hacia los negocios”, indica la columna, y luego plantea que la “señora Bachelet y la NM también (se) movieron para echar abajo el innovativo sistema educacional chileno. Permitió a las familias usar escuelas que recibían un subsidio gubernamental por cada estudiantes. Elección en los estudiantes que creaba competencia entre los proveedores y era popular. Pero la libertad para las familias y los subsidios para las escuelas con fines de lucro iban en contra de la ideología de los Partidos Comunista y Socialista”.

Luego, se plantea que “así, Bachelet y la NM hicieron ilegal para los colegios el conseguir ganancias si obtenían subsidios del gobierno asociados a un estudiantes. Muchas de esas escuelas ahora podrían cerrar, dejando a estudiantes de los sectores medios-bajos sin muchas buenas opciones”.

“En una concesión a los trabajadores organizados, la NM también fue contra el flexible régimen laboral del país, que ha sido crucial para la creación de empleos y la creación de trabajos. Entre otras cosas, la reforma de la NM prohibía contratar ayuda temporal en medio de una huelga y hace difícil proveer beneficios a empleados no sindicalizados. Esto ayuda a los sindicatos pero daña a los trabajadores”.

Ahora el equipo Bachelet está intentando diluir el exitoso sistema de pensiones de Chile, y hay preocupación respecto de que los miembros de su gobierno quieran restaurar un sistema que su propiedad la tiene el estado y que se paga en la medida que se pueda. En agosto la Presidenta propuso que las empresas de inversión fuesen responsables de las pérdidas en los portafolios de pensiones. Eso, sin duda, distorsionaría el mercado de los administradores de pensiones”, sostiene la columna para luego concluir que “Bachelet moraliza sin fin contra la inequidad y culpa al mercado, como si la libertad económica no estuviese detrás de las caídas de los índices de pobreza en las últimas décadas. Los chilenos, como muchos de sus hermanos sudamericanos, saben mejor y saben que pueden hacerlo mejor”. (El Dínamo WSJ)

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